"Recibir un diagnóstico de autismo marca un antes y un después en la vida de una familia. una de las decisiones que más me ayudó fue aceptar la situación y seguir viendo a mi hijo con el mismo amor con el que llegó. Lo más importante fue disfrutarlo, no sufrirlo. Aunque nuestro camina ha tenido luchas, también ha estado lleno de amor y momentos de calma. En un mundo que a veces no comprende, hemos logrado educar, alzar la voz y, sobre todo, vivir una experiencia única, como si recorriéramos un arcoíris lleno de colores: algunos suaves, otros intensos, pero todos valiosos por lo vivido y logrado."
Madre de adolescente de 14 años con autismo/TEA no verbal
"Buscar el punto positivo en lo que me rodea es lo que me permite cambiar mi actitud, mi pensamiento y lo que siento ante cualquier obstáculo en mi vida.. Lo que he encontrado es la oportunidad de reconocer que ese punto medio que necesito me traerá el equilibrio necesario para comprender, entender a mis hijos, a mi entorno y aprender a respetar las diferencias.
Me gusta rodearme de personas que me aporten buenas ideas y buenas vibras. Decirme al espejo las cualidades extraordinarias que tengo me recarga de energía, y reconocer aquellas que debo mejorar me enriquece.
Solo yo decido aceptar, amar y ser feliz cada día con lo que me ha tocado vivir."
Madre de gemelos adultos con autismo/TEA
"Recibir mi diagnóstico fue, en realidad, un simple trámite. Siempre supe que no era como la mayoría. Aun así, pasé mucho tiempo sin reconocer conscientemente mi identidad. La evitaba, y esa desconexión me llevó a experimentar mucho malestar emocional y a sentir que mi historia de vida no tenía sentido.
Todo empezó a cambiar cuando decidí priorizar mi autocuidado. Desde entonces, vivo con mayor plenitud. Claro que sigo enfrentando situaciones que me recuerdan mi condición, pero ya no me detienen. Al contrario: he aprendido a reconocer y valorar las fortalezas que también vienen con ella."
Mujer diagnosticada con autismo/TEA a los 32 años
"Desde que tenía poco más de un año sentimos que algo no estaba bien, pero en el país donde vivíamos no encontrábamos respuestas ni apoyo. Al llegar a Panamá empezó nuestra labor como familia. Lo primero fue aceptar, entender y asumir que esta realidad llegó para quedarse, y que debíamos acompañarla con amor, paciencia y muchas ganas de aprender. Me he dedicado 100% a mi hijo. Ha sido un camino de mucho esfuerzo emocional, de soltar expectativas, de vivir duelos invisibles, pero también de crecer como madre y como persona. Con el tiempo aprendimos que hay cosas que no podemos controlar, pero sí podemos elegir cómo responder. No es fácil, pero sí se puede. El autismo/TEA implica desafíos, pero también nos ha enseñado a ver el mundo con otros ojos. Hablar de esto importa. Para crear conciencia, pero sobre todo para construir inclusión real."
Madre de adolescente de 14 años diagnosticado con autismo/TEA
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.